miércoles, 19 de noviembre de 2014

SORPRESA, SORPRESA

Hoy he vuelto a sorprenderme o mejor dicho a ser sorprendida en mi centro de trabajo. 

Un compañero del observatorio de la convivencia me estaba comentando el complejo proceso de una medición que acaba de realizar con dos alumnos cuando otro compañero, el orientador, se nos ha acercado y nos ha propuesto acompañarle en un experimento que quería realizar en la reunión de tutores y tutoras de cuarto de la ESO. No nos lo hemos pensado, sin saber de qué se trataba le hemos dicho que si. Ha salido un momento y ha vuelto con su guitarra, quería sorprender al equipo con canciones de amor, para motivar la propuesta de trabajo de la próxima tutoría dedicada al 25N, en la que hemos decidido enfrentar los "amores que liberan" a "los amores que atan". 

Y así ha llegado el momento en la reunión en el que guitarra y cancionero en mano nos hemos puesto a cantar y a disfrutar de las caras de las compañeras reunidas. Hemos hecho risas, hemos repasado canciones de amor significativas, hemos proyectado letras para cantar tos@s juntos, ... y en un momento hemos pasado de una reunión formal a un espacio compartido para motivar una propuesta que por supuesto se ha entendido, interiorizado y mejorado sobre la marcha. Seguro que las tutorías serán geniales y nos lo mostrarán el resultado de forma excelente. El otro día deseaba sorprender y provocar al alumnado, pero no está nada mal el sorprender también al profesorado. 

Y luego quieren que no demos la importancia que tiene a la música y a la educación musical.


lunes, 17 de noviembre de 2014

Me encanta mi trabajo, ... si, me siento una persona privilegiada, no sólo tengo trabajo, sino que además disfruto con él, aún a pesar de las muchas dificultades que se van sumando en el día a día. 

Se hacen notar las consecuencias de la precariedad en la que viven algunas familias, sobre todo económica como consecuencia del desempleo, pero también de esperanza, se nota el cansancio y el desencanto. También entre el profesorado en ocasiones se nota esta desesperanza, cuando nos puede la inmediatez, cuando la carga de trabajo no nos deja espacio para parar y reflexionar, para encontrarnos con los iguales y con algún@s alumn@s en particular, cuando no entendemos el sinsentido en el que a veces nos mete la administración educativa, ... 

Pero ahí están ell@s, los alumnos y las alumnas, demandando energía, emanando energía, siendo motor de todos los procesos, saltando, riendo, riñendo, amando, aprendiendo, jugando, criticando, llorando ...  y todo como si en ello les fuera la vida. Ell@s son los que nos mantienen alerta, en marcha, trabajando, atent@s, viv@s, esperanzad@s, ilusionad@s, activ@s, ... Me encanta pasear por los pasillos y el hall cuando están ell@s, dejarme impregnar de juventud y energía ...

Y hoy me preguntaba por qué dejamos que cada día de los que estamos con ell@s corra el peligro de convertirse en rutina. Deberíamos sorprenderles de vez en cuando, hacerles reír, montar alguna performance en un cambio de clase o en el recreo, provocarles, ... pero sobre todo hacerles reír.

La risa es una gran herramienta terapéutica, que influye positivamente en la dinámica del grupo, es buena para la salud, para la memoria, para el cerebro, ...

Deberíamos pensar más a menudo en generar espacios de felicidad en el centro educativo.

Algo nuevo y diferente está ocurriendo este año en el instituto. 
Cuando paso por la cristalera que da al patio me sorprende la imagen de un grupo de chicos y chicas arreglando bicicletas, es una imagen magnífica, potente, llena de fuerza, de atención plena, de alegría que se contagia a través de los cristales, de solidaridad, de aprendizaje colaborativo, de proyecto, de diversidad ... ¡qué envidia! 
No lo puedo evitar y me asomo y pregunto ¿qué hacéis? Están arreglando bicicletas para poder ir a trabajar a un huerto que nos ha cedido un vecino del pueblo. Allí tendrán terreno suficiente para experimentar y estudiar todo lo necesario, pero el problema es que está algo alejado del instituto y por ello han decidido ir en bicicleta. No tod@s tienen bicicleta y tampoco el instituto dispone de ellas, así que han ido pidiendo entre la comunidad educativa bicicletas que ya no se usan para arreglarlas entre tod@s. Creo que esta experiencia está ayudando a generar equipo, a dinamizar el grupo, de pronto se han hecho visibles para todo el centro de forma positiva. 
Además están ayudando a cambiar la imagen del instituto con sus buenas ideas sobre el reciclaje y las plantas. ¡Ánimo chic@s!






Mamá, escribo a mi manera porque estoy aprendiendo ...

Os dejo el enlace con este artículo que nos ayuda a reflexionar sobre esta importante cuestión de la Educación Infantil. 

http://blogs.elpais.com/escuelas-en-red/2014/09/mama_escribo_a_mi_manera_porque_estoy_aprendiendo.html

En mi opinión aborda no sólo el tema de la edad en la que sería adecuado empezar con la lectura y la escritura, sino algo mucho más importante y complejo como es el currículo de la educación infantil y la metodología de trabajo en esta etapa.
En cuanto a la lectura y escritura, creo que deberíamos respetar los ritmos individuales de cada niño y niña. Hay algunos que lo piden a gritos a los cuatro años, ¿no debemos dar respuesta a su interés y necesidad?, otros en cambio no se interesan hasta los siete años, ¿debemos presionarles e imponerles el aprendizaje de la lectura?. Personalmente creo que como docentes, en esta etapa debemos proporcionar las experiencias y materiales adecuados para que cada un@ de ell@s elija libremente su momento para la lectura y la escritura, y estar ahí, estar atent@s para no perdérnoslo, y poder ayudarles en esta maravillosa pero difícil aventura. Tod@s l@s niñ@s acaban leyendo, empiecen a la edad que empiecen, solo que si lo hacen cuando están preparados y cuando ell@s lo deciden y demandan, les cuesta mucho menos y viven la experiencia de forma positiva, lo cual si que les puede acompañar o no a lo largo de toda su vida.
En cuanto al currículo y la metodología, creo que la escuela infantil no es una escuela de instrucción prematura, sino una intervención educativa que debe respetar las necesidades de los niños y niñas. Lo cuál nos lleva a plantear varias preguntas: ¿cuáles son esas necesidades?, ¿qué pedagogía, qué actitud por parte de los docentes, qué organización del aula y del centro exigen el respeto de esas necesidades? Hablamos de necesidades físicas, afectivas, de actividad, de movimiento, de autonomía, ... en una etapa de la vida en la que todo está conectado, la experiencia es global y muy difícil de compartimentar.
Podéis complementar el artículo anterior con este de 2009.

http://elpais.com/diario/2009/10/29/sociedad/1256770801_850215.html